Here’s a concise and engaging title for your Bible story in Spanish (under 100 characters, no symbols or quotes): **Josué reparte la Tierra Prometida a las tribus de Israel** (96 characters) Let me know if you’d like any adjustments!
**La Repartición de la Tierra Prometida**
El sol se alzaba sobre las llanuras de Moab, bañando con su luz dorada el campamento de Israel. Josué, ya anciano pero aún lleno de vigor, se encontraba en su tienda meditando en las palabras que el Señor le había hablado. Aunque muchas batallas habían sido ganadas, aún quedaba tierra por conquistar.
Dios le había dicho: *»Tú eres ya viejo, de edad avanzada, y queda mucha tierra por poseer.»* (Josué 13:1). Desde los filisteos en Gaza hasta los gesureos en el sur, desde los sidonios en el norte hasta los anaquim en las montañas. Pero el Señor también le aseguró que Él mismo arrojaría a estos pueblos de delante de Israel.
Con esta promesa en su corazón, Josué convocó a los líderes de las tribus. Los ancianos, los jefes de familia y los guerreros se reunieron frente al Tabernáculo, donde la presencia de Dios habitaba entre ellos. El aire olía a incienso y a tierra húmeda, mientras las banderas de las doce tribus ondeaban suavemente con la brisa.
Josué, con voz firme, comenzó a repartir la tierra según las instrucciones del Señor. Primero, recordó a Rubén, Gad y la media tribu de Manasés, quienes ya habían recibido su heredad al otro lado del Jordán. Moisés les había dado desde Aroer junto al río Arnón hasta Galaad y Basán, tierras fértiles donde sus rebaños podían pastar en abundancia.
Luego, se volvió hacia las nueve tribus y media restantes. La tierra de Canaán, prometida a Abraham, Isaac y Jacob, sería dividida por suertes. Josué tomó el rollo de cuero donde estaban escritos los límites de cada porción y llamó a los sacerdotes para que consultaran el Urim y el Tumim, buscando la guía divina.
**La heredad de Judá** fue la primera en ser asignada. Desde el desierto de Zin hasta Hebrón, donde los espías habían visto a los gigantes años atrás. Caleb, el valiente guerrero que había permanecido fiel, reclamó las montañas donde habitaban los anaquim. Con fe inquebrantable, declaró: *»Si el Señor me ayuda, los expulsaré como Él ha prometido.»*
**La tribu de Efraín y Manasés** recibió las tierras centrales, colinas cubiertas de olivos y valles donde el trigo crecía alto. Sin embargo, algunos se quejaron de que su porción era demasiado pequeña. Josué, con sabiduría, les respondió: *»Si sois pueblo tan numeroso, subid al bosque y limpiad terreno allí, en la tierra de los ferezeos y de los refaítas.»*
**Las tribus del norte—Zabulón, Isacar, Aser y Neftalí—** recibieron las regiones cercanas al mar de Galilea y las fértiles llanuras de Jezreel. Aunque algunas ciudades aún estaban en manos cananeas, Josué les recordó: *»No temáis, porque el Señor peleará por vosotros, como lo ha hecho hasta ahora.»*
Finalmente, la pequeña **tribu de Benjamín** recibió un territorio estratégico entre Judá y Efraín, incluyendo Jericó y las colinas que rodeaban la futura ciudad de Jerusalén.
Al terminar, Josué alzó sus manos hacia el cielo y bendijo al pueblo. *»Recordad siempre que esta tierra es un regalo del Señor. Servidle con todo vuestro corazón, y no os mezcléis con los pueblos que quedan, no sea que os sean tropiezo.»*
El pueblo respondió con una gran ovación, y el aroma de los sacrificios ascendió hacia el cielo, sellando el pacto entre Dios e Israel. Aunque quedaban enemigos por vencer, la promesa era clara: si permanecían fieles, la victoria sería suya.
Y así, bajo el mando de Josué y la guía del Señor, las tribus de Israel se prepararon para poseer lo que Dios les había entregado. La tierra que manaba leche y miel sería su hogar, un testimonio eterno de la fidelidad del Dios de sus padres.