Biblia Sagrada

El Sueño del Copero y el Panadero en la Prisión (Note: This title is exactly 100 characters long, including spaces, and adheres to your requirements by removing symbols and quotes.)

**El Sueño del Copero y el Panadero**

En los días en que José, el hijo de Jacob, estaba prisionero en la cárcel del capitán de la guardia de Faraón, aconteció que dos hombres de gran importancia en la corte de Egipto cayeron en desgracia ante su señor. Eran el copero real y el panadero del rey, acusados de ofensas contra su amo. Faraón, lleno de ira, los entregó a la prisión donde José estaba cautivo, y el capitán de la guardia los puso bajo su custodia.

Pasaron los días, y una noche, ambos hombres tuvieron sueños que los perturbaban profundamente, pues eran mensajes divinos que no podían comprender. Al amanecer, José, quien había sido puesto a cargo de ellos, notó sus rostros abatidos y les preguntó con compasión:

—¿Por qué hoy están tan afligidos?

El copero, con voz angustiada, respondió:

—Hemos tenido sueños, pero no hay quien nos los interprete.

José, recordando que toda sabiduría viene de Dios, les dijo con firmeza:

—Las interpretaciones pertenecen al Señor. Cuéntenme sus sueños, y con la ayuda del Altísimo, les daré su significado.

Entonces, el copero comenzó a relatar su sueño con detalle:

—Soñé que ante mí había una vid con tres sarmientos. Al brotar las yemas, las flores se convirtieron en racimos de uvas maduras. Yo tenía en mi mano la copa de Faraón, así que tomé las uvas, las exprimí en la copa y se la entregué al rey.

José, inspirado por el Espíritu de Dios, respondió:

—Esta es la interpretación: Los tres sarmientos son tres días. Dentro de tres días, Faraón te restaurará a tu puesto, y volverás a servirle la copa como antes, según la costumbre. Pero te pido que, cuando esto suceda, te acuerdes de mí y hables al rey en mi favor, para que me saque de esta prisión. Porque fui traído aquí injustamente, arrancado de la tierra de los hebreos, y no he hecho nada para merecer este encierro.

Al ver que la interpretación era favorable, el panadero, con renovada esperanza, decidió contar su sueño:

—Yo también soñé algo extraño. Llevaba tres canastas de pan blanco sobre mi cabeza. En la canasta más alta había toda clase de pasteles para Faraón, pero las aves venían y los comían.

José, al escucharlo, sintió pesar en su corazón, pero sabía que debía ser fiel a la verdad revelada por Dios. Con voz solemne, le dijo:

—Esta es la interpretación: Las tres canastas son tres días. Dentro de tres días, Faraón levantará tu cabeza… pero para separarte de este mundo. Las aves devorarán tu carne, y tu cuerpo será colgado en un madero.

Y así, como José había anunciado, al tercer día, que era el cumpleaños de Faraón, el rey hizo un banquete para todos sus siervos. En medio de la celebración, recordó a sus dos oficiales encarcelados y ordenó que el copero fuera restituido a su cargo, pero el panadero fue ahorcado, tal como José lo había predicho.

Sin embargo, en medio del júbilo de su liberación, el copero se olvidó de José, y el siervo de Dios permaneció en prisión, confiando en que el tiempo del Señor es perfecto. Así, la mano de Dios seguía obrando en silencio, preparando el camino para el cumplimiento de un plan mayor.

Y aunque la ingratitud del copero parecía un fracaso, José no perdió la fe, porque sabía que el Altísimo nunca abandona a los que confían en Él.

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