Para el director musical, para Jedutún. Un salmo de David. Dije, prestaré atención a mis caminos, para que no peque con mi lengua; manteneré mi boca con un freno, mientras el malvado esté ante mí.
Estuve mudo en silencio, guardé la paz, aun desde el bien; y se agitó mi dolor.
Mi corazón estaba caliente dentro de mí; mientras meditaba, el fuego ardía; entonces hablé con mi lengua:
«Jehová, hazme saber mi fin, y cuál es la medida de mis días; déjame saber cuán frágil soy.
Mira, has hecho mis días tan cortos; y mi vida es nada delante de ti: seguro que todo hombre en su mejor estado es completamente vanidad. {{Selah
Ciertamente todo hombre camina en una vana exposición; de seguro se inquietan en vano: acumula riquezas, y no sabe quién las recogerá.
Y ahora, Señor, ¿qué espero? Mi esperanza está en ti.
Líbrame de todas mis transgresiones: no me hagas el reproche del necio.
Estuve mudo, no abrí mi boca; porque tú lo hiciste.
Quita tu golpe de mí: estoy consumido por el golpe de tu mano.
Cuando corriges al hombre con reprensiones por su iniquidad, haces que su belleza se consuma como una polilla: de seguro todo hombre es la vanidad. {{Selah
Escucha mi oración, oh Jehová, y presta oído a mi llanto; no guardes silencio ante mis lágrimas: porque soy un extraño contigo, un extranjero, como todos mis padres lo fueron.
Oh, perdóname, que pueda recuperar fuerzas, antes de que me vaya de aquí, y no sea más.»
Esta es la historia de un hombre consciente de su fragilidad y finitud, que se siente perdido y confundido en un mundo lleno de vanidad y superficialidad. Pero en medio de su desesperación, encuentra esperanza en Dios, en su justicia y en su amor. Aunque el hombre puede acumular riquezas y buscar satisfacción en las cosas mundanas, al final, todo es vano. Solo en Dios puede encontrar verdadera paz y propósito. A pesar de sus errores y transgresiones, él clama a Dios por misericordia y perdón, y espera en Él confiado de Su gracia. La conmovedora súplica de este hombre nos recuerda que todos somos viajeros, buscando sentido y salvación en un mundo incierto. En la soledad de su lucha, este hombre encuentra consuelo en Dios, reconociendo que su esperanza y su vida están en Sus manos.