Biblia Sagrada

Cántico Celestial: De Agradecimiento y Triunfo en las Obras de Jehová

[Un Salmo, una Canción para el día de reposo]. Es bueno dar gracias a Jehová y cantar alabanzas a tu nombre, oh Altísimo;
Demostrar tu misericordia por la mañana y tu fidelidad cada noche,
Con un instrumento de diez cuerdas y con el salterio; Con un sonido solemne en el arpa.
Porque tú, Jehová, me has alegrado con tus obras: Triunfaré en las obras de tus manos.
¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová! Tus pensamientos son muy profundos.
Un hombre brutal no lo sabe; Ni el insensato entiende esto:
Cuando los malvados florecen como la hierba, y cuando todos los obreros de iniquidad prosperan; Es para que sean destruidos para siempre.
Pero tú, Jehová, estás en lo alto para siempre.
Porque, he aquí, tus enemigos, oh Jehová, porque, he aquí, tus enemigos perecerán; Todos los obreros de iniquidad serán dispersados.
Pero has exaltado mi cuerno como [el cuerno del] buey salvaje: Estoy ungido con aceite fresco.
Mis ojos también han visto [mi deseo] en mis enemigos, mis oídos han escuchado [mi deseo] de los malhechores que se levantan contra mí.
El justo florecerá como la palmera: Crecerá como un cedro en el Líbano.
Están plantados en la casa de Jehová; Florecerán en los atrios de nuestro Dios.
Aún en la vejez darán fruto; Estarán llenos de savia y verdor:
Para demostrar que Jehová es recto; Él es mi roca, y no hay injusticia en él.

Esta es la historia de un hombre que encontró su gozo y triunfo en las obras de Jehová. Cada día, expresaba su gratitud y adoración hacia el Señor, cantando alabanzas y tocando el arpa y el salterio. No le importaba si los hombres brutales no entendían sus acciones, estaba muy seguro de que su camino era el correcto, porque entendía la profundidad de los pensamientos de Dios.

Vio cómo los malvados prosperaban, cómo aquellos que trabajaban en la iniquidad parecían florecer. Sin embargo, él sabía que su prosperidad era temporal y que pronto serían destruidos para siempre. En lugar de aterrarse, continuó alabando a Jehová, quien está en lo alto.

Pudo testificar la destrucción de sus enemigos, de aquellos que trabajaban en la iniquidad. Jehová, había exaltado su estatus, como el cuerno de un buey salvaje, proporcionando fuerza y protección. También fue ungido con aceite fresco, símbolo de honra y bendición.

Al igual que una palmera o un cedro en el Líbano, creció y floreció, plantado firmemente en la casa de Jehová.

Aún en su vejez, continuó dando fruto, y su vida estaba llena de vitalidad. Su vida demostraba que Jehová es siempre recto y fiel, que el Señor es su roca y que no hay injusticia en Él.

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