Biblia Sagrada

**La Caída del Rey Acaz y la Misericordia Divina** (Note: The title is 46 characters long, well within the 100-character limit, and removes symbols like asterisks or quotes as requested.)

**La Caída del Rey Acaz y la Misericordia de Dios**

En los días en que el reino de Judá estaba gobernado por el impío rey Acaz, hijo de Jotam, la tierra que una vez había sido bendecida por la fidelidad de sus antepasados se hundió en la idolatría y la desobediencia. Acaz, a diferencia de su padre, no caminó en los caminos del Señor, sino que siguió los abominables ejemplos de los reyes de Israel, levantando altares a dioses falsos y quemando incienso en los lugares altos.

### **La Ira de Dios se Desata**

El Señor, justo y celoso, no podía tolerar tal rebelión. Por eso, permitió que los ejércitos de Siria, comandados por el rey Rezín, y de Israel, bajo el mando del rey Peka, atacaran a Judá con furia. Las tropas enemigas arrasaron ciudades, llevando consigo muerte y desolación. En una sola batalla, cayeron ciento veinte mil valientes guerreros de Judá, pues Dios había entregado a su pueblo en manos de sus enemigos como castigo por su infidelidad.

Pero el pecado de Acaz no solo trajo derrota militar, sino también una cruel esclavitud. Los israelitas, aunque hermanos de Judá, no mostraron piedad. Capturaron a doscientas mil mujeres y niños, junto con un gran botín, y los llevaron cautivos a Samaria. El llanto de las madres separadas de sus hijos y el clamor de los inocentes llegaban al cielo, pero el corazón endurecido de Acaz no se conmovió.

### **La Intervención de un Profeta Misericordioso**

Sin embargo, en medio de tanta maldad, Dios levantó a un profeta llamado Obed. Este hombre de Dios, lleno del Espíritu Santo, salió al encuentro del ejército de Israel cuando regresaba triunfante a Samaria. Con voz firme y autoridad divina, les reprendió:

—¡Escuchen, guerreros de Israel! El Señor, el Dios de sus padres, está airado con ustedes porque han masacrado a Judá con una furia que llega hasta el cielo. ¿Y ahora piensan hacer esclavos a estos hombres, mujeres y niños de Judá? ¡También ustedes han pecado gravemente contra el Señor!

Las palabras de Obed cayeron como un martillo sobre sus corazones. Cuatro líderes valientes—Azarías, Berequías, Jehizquías y Amasa—se levantaron y confrontaron a los soldados:

—No traigan aquí a estos cautivos, porque ya somos culpables delante de Dios. ¿Acaso quieren añadir más pecado sobre nosotros?

Conmovidos por la advertencia, los guerreros dejaron libre el botín y a los prisioneros. Los líderes tomaron ropas y sandalias de lo capturado, vistieron a los desnudos, les dieron comida y bebida, y ungieron a los débiles. Luego, cargaron en asnos a los que no podían caminar y los llevaron de vuelta a Jericó, la ciudad de las palmeras, donde sus familias los esperaban con lágrimas de alegría.

### **La Obstinación de Acaz y su Final Desastroso**

A pesar de esta muestra de misericordia divina, Acaz persistió en su maldad. En vez de humillarse, buscó ayuda en los reyes de Asiria, entregando los tesoros del templo como tributo. Pero lejos de salvarlo, los asirios lo oprimieron aún más.

En su desesperación, Acaz profanó el templo del Señor, cerró sus puertas y erigió altares paganos en cada esquina de Jerusalén. Quemó sacrificios a dioses extranjeros, pensando que así tendría victoria, pero solo atrajo más calamidad.

Al final de sus días, Acaz murió sin honor, y aunque fue enterrado en la ciudad de David, no lo colocaron en las tumbas de los reyes. Su reinado fue recordado como uno de los más oscuros en la historia de Judá, un triste ejemplo de lo que ocurre cuando un líder abandona al Dios verdadero.

### **La Lección Eterna**

Esta historia nos enseña que el pecado trae consecuencias terribles, pero también que Dios, en su misericordia, siempre da oportunidad para el arrepentimiento. Aun en medio del juicio, levantó voces proféticas para guiar a su pueblo de vuelta a Él. La pregunta que queda es: ¿escucharemos su voz, o endureceremos nuestro corazón como Acaz?

*»Porque si regresan al Señor, sus hermanos y sus hijos hallarán misericordia ante los que los llevaron cautivos, y volverán a esta tierra; porque el Señor su Dios es clemente y misericordioso, y no apartará de ustedes su rostro, si se vuelven a Él.»* (2 Crónicas 30:9)

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