Biblia Sagrada

en la Biblia, diseñada para recordarnos la importancia de vivir de acuerdo a las enseñanzas de Dios, y el papel fundamental que tienen en nuestra vida la justicia, la honestidad y el amor al prójimo. Título: La Balanza de la Virtud: Justos y Malvados en la Tierra Prometida

Había una vez, en una tierra abundante y rica, un reino donde el miedo regentaba la vida de los hombres. Los malvados del reino se escondían ante el más leve susurro de peligro, sin que nadie los persiguiera. Pero los justos, fuertes como leones, se mantuvieron con valentía.

Para mayor desgracia, los príncipes cometían numerosas transgresiones a la tierra, alimentando su codicia sin fin. Sin embargo, conservaban su reinado gracias a la sabiduría y el entendimiento de los hombres justos, quienes trabajaron incansablemente para mantener el estado del reino.

En un lugar más olvidado, un hombre necesitado y desesperado oprimía a los pobres de la tierra, como una lluvia torrencial que no deja comida a su paso. Aquellos que abandonaban la ley elogiaban al hombre malvado, mientras que los que respetaban la ley luchaban contra sus injusticias.

Este hombre malo, cegado por su malicia, no entendía la justicia. En cambio, aquellos que buscaban a Jehová lo entendían todo. Eran pobres en riqueza material pero ricos en integridad, más valiosa que cualquier tesoro terrenal.

El hijo sabio de este hombre fue quien, al mantener la ley, protegía su dignidad. Pero el hijo que consumía con los glotones avergonzaba a su padre.

Aquellos que aumentaban su riqueza a través de intereses y aumentos, solo la reunían para aquellos que sentían compasión por los pobres. Quien ignoraba la ley y se negaba a escucharla, incluso sus oraciones se consideraban repulsivas. Al que incitaba a los justos a desviarse al mal camino, caería en su propia trampa y el justo, se haría heredero de lo bueno.

El hombre rico se creía sabio, guiado por su autosuficiencia. Pero el pobre con entendimiento lo analizaba cuidadosamente. En tiempos de victoria, los justos celebraban con gran júbilo, pero cuando los impíos tomaban el poder, los hombres temían y se escondían.

El que ocultaba sus pecados jamás prosperaría. Pero quien los confesaba y se arrepentía, encontraría misericordia. Felices los que siempre vivían en temor de Dios. Pero aquellos que endurecían sus corazones, caerían en desgracia eventualmente.

Un gobernante malvado era como un león rugiente y un oso enfurecido, especialmente sobre una población pobre. Un príncipe sin entendimiento era un gran opresor, pero el que detestaba la codicia, prolongaría sus días.

Un hombre cargado de la sangre de otra persona siempre huiría al pozo de la muerte. Nadie debía ayudarlo. Pero el hombre que andaba con rectitud en sus caminos sería liberado, mientras que el perverso caería de inmediato.

El hombre que trabajaba la tierra siempre tendría suficiente pan para alimentarse. Pero aquel que perseguía personas vanidosas conocería la pobreza. El hombre fiel sería bendecido en abundancia, pero el ansioso enriquecerse con rapidez nunca quedaría impune.

El que hace acepción de personas no es bueno, ni tampoco el que transgrede por un pedazo de pan. El que tiene una mirada maligna siempre busca las riquezas, sin darse cuenta de que la escasez vendrá sobre él.

El que reprende a un hombre encontrará más favor que aquel que adula con falsedad. El que roba a sus padres y dice que no es una transgresión es amigo de los destructores.

Un hombre de espíritu codicioso siempre causa peleas, mientras que aquel que confía en Jehová siempre se mantendrá. El que confía en su corazón es un tonto, pero el que camina con sabiduría será liberado.

El que da a los pobres nunca carecerá, pero el que cierra sus ojos a las injusticias será maldecido. Cuando los malvados toman el poder, los hombres se esconden, pero cuando perecen, los justos aumentan en número y gloria.

Esta es una historia inspirada

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