Biblia Sagrada

Here’s a concise and impactful title for your Bible story in Spanish (within 100 characters, no symbols or quotes): **El Juicio Revelado: Los Sellos del Apocalipsis** (Alternative option, shorter and direct: **La Apertura de los Sellos del Juicio**) Both options stay within the limit, avoid symbols, and capture the essence of the story. Let me know if you’d like any adjustments!

**El Desenrollar de los Sellos: Una Visión del Juicio**

El cielo estaba envuelto en una solemnidad indescriptible. Juan, el discípulo amado, contemplaba con asombro la escena que se desarrollaba ante sus ojos. El trono de Dios resplandecía con una gloria que desafiaba toda descripción terrenal, y en la mano derecha del que estaba sentado en él, había un rollo sellado con siete sellos. Ningún ser en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, era digno de abrirlo… hasta que el Cordero, como inmolado, se acercó.

Con cada paso del Cordero, los seres celestiales entonaban cánticos de alabanza. Sus heridas aún visibles hablaban del precio de la redención. Cuando tomó el rollo, un silencio reverente llenó el cielo. Juan contuvo el aliento mientras el Cordero se disponía a romper el primero de los sellos.

### **El Primer Sello: El Jinete del Caballo Blanco**

Con un sonido como de trueno, el primer sello fue abierto. Uno de los seres vivientes, con voz que resonó como un clarín, gritó: **»¡Ven!»**

Y he aquí, apareció un caballo blanco, y su jinete llevaba un arco. Le fue dada una corona, y salió venciendo y para vencer. Su presencia era majestuosa, pero en sus ojos ardía un fuego que no era de paz, sino de conquista. Algunos lo interpretarían como el avance del evangelio, pero otros verían en él el engaño de falsos mesías que surgirían en los últimos tiempos, imitando la pureza de Cristo pero llevando consigo la semilla de la dominación y la guerra.

### **El Segundo Sello: El Jinete del Caballo Rojo**

Al romperse el segundo sello, el segundo ser viviente llamó con voz potente. Surgió entonces un caballo rojo como la sangre, y a su jinete se le concedió quitar la paz de la tierra. En su mano brillaba una gran espada, y los hombres se matarían unos a otros.

El aire se llenó con los gritos de los caídos. Las ciudades, otrora llenas de vida, se convertían en campos de batalla. Naciones enteras se levantaban contra naciones, y la paz se desvanecía como el humo. Este jinete representaba la guerra, el derramamiento de sangre sin fin que marcaría los tiempos finales.

### **El Tercer Sello: El Jinete del Caballo Negro**

El tercer sello se abrió con un crujido que estremeció los cimientos del cielo. El tercer ser viviente llamó, y apareció un caballo negro, cuyo jinete sostenía una balanza en la mano. Una voz, como si viniera de entre los cuatro seres vivientes, proclamó: **»Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario, pero no dañes el aceite ni el vino.»**

Era el hambre. Los ricos aún podían permitirse lo básico, pero los pobres sufrían. La escasez golpeaba con puño de hierro, y el sonido de estómagos vacíos se mezclaba con el llanto de madres que no podían alimentar a sus hijos. La justicia divina se manifestaba, pero el corazón del hombre seguía endurecido.

### **El Cuarto Sello: El Jinete del Caballo Amarillo**

Al romperse el cuarto sello, el cuarto ser viviente gritó, y un caballo amarillento, del color de la enfermedad y la muerte, emergió. Su jinete se llamaba Muerte, y el Hades lo seguía de cerca. Se les dio autoridad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, hambre, pestilencia y las fieras de la tierra.

Las plagas se extendían como sombras. Las calles se llenaban de cadáveres sin enterrar. El aire mismo parecía envenenado, y el gemido de los moribundos ascendía al cielo. La muerte reinaba sin piedad, y el Hades abría sus fauces para recibir a los que perecían.

### **El Quinto Sello: Las Almas bajo el Altar**

Cuando el quinto sello fue abierto, Juan vio bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Clamaban a gran voz: **»¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?»**

A cada uno de ellos se le dio una vestidura blanca y se les dijo que descansaran un poco más de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos que también habrían de ser muertos como ellos. El martirio no había terminado; la persecución continuaría, pero su vindicación estaba asegurada.

### **El Sexto Sello: El Terror de los Impíos**

Con la apertura del sexto sello, la tierra misma se estremeció. Un gran terremoto sacudió los cimientos del mundo. El sol se oscureció como tela de cilicio, la luna se tornó roja como la sangre, y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra como higos verdes sacudidos por un viento furioso.

Los reyes de la tierra, los grandes, los ricos, los poderosos, y todo esclavo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes. Gritaban a los montes y a las rocas: **»¡Caed sobre nosotros y escondednos del rostro del que está sentado en el trono, y de la ira del Cordero! Porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?»**

La ira del Cordero, tan temible como la del León de Judá, se manifestaba. Los impíos, que una vez desafiaron a Dios, ahora anhelaban la muerte, pero esta huía de ellos.

### **Reflexión Final**

Juan, temblando, comprendió que estos sellos eran solo el principio. El juicio de Dios era justo, pero también era una advertencia. Aún quedaba un sello por abrirse, y con él, nuevas revelaciones del plan divino.

Mientras tanto, los cielos proclamaban una verdad eterna: **»El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.»** El tiempo se acortaba. La misericordia aún se extendía, pero el día de la ira se acercaba inexorablemente.

Y así, entre truenos y voces celestiales, la visión de los seis sellos quedó grabada en el corazón de Juan, y en las páginas de la eternidad, como un recordatorio de que el Cordero inmolado es también el Juez de toda la tierra.

LEAVE A RESPONSE

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *