Biblia Sagrada

Here’s a concise and engaging title for your Bible story in Spanish (within 100 characters, without symbols or quotes): **Trabajo Honrado y Espera Fiel en Tesalónica** (99 characters, captures the core themes of diligence and patient faithfulness.) Let me know if you’d like any adjustments!

**La Fidelidad en el Trabajo y la Paciencia en la Espera**

En la ciudad de Tesalónica, bajo el sol abrasador del verano, la joven iglesia enfrentaba tiempos de inquietud y confusión. Algunos creyentes, influenciados por falsas enseñanzas, habían abandonado sus labores diarias, convencidos de que el día del Señor ya había llegado. Pasaban los días en ociosidad, murmurando y dependiendo de la generosidad de otros, olvidando el ejemplo de diligencia que el apóstol Pablo les había dejado.

Pablo, aunque físicamente ausente, seguía velando por ellos con corazón de padre. Desde Corinto, donde se encontraba predicando, tomó el cálamo y, con manos firmes, trazó palabras llenas de amor y firmeza en un pergamino. Junto a Silas y Timoteo, escribió una segunda carta para corregir los errores que amenazaban la paz de la congregación.

*»Hermanos, no os canséis de hacer el bien»*, comenzaba la carta. Con tono pastoral, Pablo les recordaba su propio ejemplo: *»Sabéis cómo imitarnos, pues no vivimos entre vosotros desordenadamente, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser carga a ninguno de vosotros»*.

Con palabras vívidas, describía cómo, durante su estancia entre ellos, no se había permitido el lujo de la pereza. Aunque como apóstol tenía derecho a ser sostenido por la iglesia, prefirió trabajar como fabricante de tiendas, sudando bajo el calor del taller, sus manos callosas por el esfuerzo constante. Lo hizo para enseñarles que el trabajo honrado es parte de la vida piadosa.

Pero algunos, cegados por el engaño, persistían en su desorden. Pablo, con firmeza divina, les ordenó: *»Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma»*. No era un castigo cruel, sino una corrección amorosa, como un padre que disciplina a sus hijos para su bien. La ociosidad, advirtió, era terreno fértil para chismes y entrometimientos, venenos que corroían la unidad del cuerpo de Cristo.

Sin embargo, la carta no terminaba con reprensión. Pablo, conocedor del corazón humano, los animaba a perseverar en la fe: *»No os canséis de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos»*. Les recordaba que el Señor, juez justo, recompensaría a los fieles y guardaría sus corazones de todo mal.

La epístola llegó a manos de los ancianos de Tesalónica, quienes la leyeron ante la congregación reunida. Algunos bajaron la cabeza, avergonzados; otros, con lágrimas en los ojos, se arrepintieron de su negligencia. Poco a poco, la iglesia volvió al orden, y los que antes vivían en desorden se levantaron al amanecer para trabajar, honrando a Dios con sus manos.

Y así, entre el sonido de martillos en los talleres y el aroma del pan recién horneado en los hogares, la iglesia de Tesalónica aprendió que la verdadera esperanza en Cristo no lleva a la pasividad, sino a una vida de labor amorosa, mientras aguardan con paciencia la venida de su Redentor.

LEAVE A RESPONSE

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *