Biblia Sagrada

Here’s a concise and compelling title in Spanish (under 100 characters, without symbols or quotes): **La Caída del Rey Asa: Cuando la Confianza en Dios se Perdió** (Alternative, shorter option): **El Error del Rey Asa: Abandonando la Fe** Both options capture the core theme of the story—Asa’s shift from reliance on God to human alliances—while staying within the character limit and avoiding symbols. Let me know if you’d like any adjustments!

**La Alianza Perdida: La Caída del Rey Asa**

En los días del reinado de Asa, rey de Judá, hubo un tiempo de gran paz y prosperidad. Durante treinta y cinco años, el monarca había gobernado con sabiduría, confiando en el Señor y eliminando la idolatría de la tierra. Bajo su mandato, los altares paganos fueron derribados, los ídolos destrozados, y el pueblo fue exhortado a buscar al Dios de sus padres. El Señor había bendecido a Judá con victorias milagrosas, como cuando el vasto ejército etíope fue entregado en sus manos sin necesidad de batalla, demostrando que la verdadera fuerza residía en la fe.

Pero en el año treinta y seis de su reinado, algo cambió en el corazón de Asa.

El rey Baasa de Israel, celoso de la fortaleza de Judá, marchó contra Ramá, una ciudad estratégica cerca de la frontera, y comenzó a fortificarla para cortar el paso y el comercio hacia Jerusalén. En lugar de clamar al Señor como en tiempos pasados, Asa tomó una decisión que marcaría su destino. Con manos temblorosas y mirada ansiosa, abrió los tesoros del templo y del palacio, reuniendo plata y oro. Luego, envió mensajeros a Ben-adad, rey de Siria, que residía en Damasco, con un mensaje urgente:

*»Haya alianza entre tú y yo, como la hubo entre mi padre y el tuyo. He aquí, te he enviado plata y oro. Ve, rompe tu pacto con Baasa, rey de Israel, para que se aparte de mí.»*

Los sirios, ávidos de riquezas, aceptaron el soborno. Ben-adad lanzó sus ejércitos contra las ciudades del norte de Israel, obligando a Baasa a retirarse de Ramá para defender su territorio. Asa, victorioso en su estrategia política, reunió a sus hombres y se apoderó de las piedras y maderas que Baasa había preparado, usándolas para fortificar Geba y Mizpa.

Pero el Señor, que examina los corazones, no se agradó de la actitud de Asa.

### **La Reprensión del Profeta Hanani**

Una tarde, mientras el rey inspeccionaba las nuevas fortificaciones, un hombre vestido con sencillez profética se presentó ante él. Era Hanani, el vidente, enviado por Dios con palabras duras pero verdaderas.

*»Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria y no te apoyaste en Jehová tu Dios, el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos,»* declaró Hanani con voz firme. *»Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos. Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto, porque de aquí en adelante habrá guerras contra ti.»*

Las palabras cayeron como martillo sobre el orgullo de Asa. En vez de humillarse y arrepentirse, el rey se encendió en ira.

### **La Rebelión del Corazón**

*»¡Llévenme a este hombre!»* rugió Asa, señalando a Hanani.

Los guardias, temerosos, obedecieron. El profeta fue encarcelado en la casa del cepo, donde los pies de los prisioneros eran sujetados con maderos para torturarlos. Pero el castigo no fue solo para Hanani; Asa también comenzó a oprimir a algunos del pueblo que se atrevieron a cuestionar su decisión.

Los años pasaron, y la profecía se cumplió. Guerras y conflictos surgieron en las fronteras de Judá, y lo peor aún estaba por venir.

### **El Juicio de Dios: La Enfermedad del Rey**

En el año treinta y nueve de su reinado, Asa fue afligido con una grave enfermedad en los pies. Algunos decían que era gota; otros, que una plaga divina. El dolor era insoportable, y sus siervos lo veían gemir en su lecho. Pero incluso entonces, su corazón no se volvió al Señor.

*»Busquen a los médicos más hábiles,»* ordenó el rey, confiando una vez más en la sabiduría humana en lugar de buscar la sanación de Dios.

Los sanadores aplicaron ungüentos y brebajes, pero la enfermedad empeoró. Finalmente, en el año cuarenta y uno de su reinado, Asa murió, llevándose consigo el pesar de un reinado que comenzó en fe pero terminó en autosuficiencia.

### **El Funeral y la Lección Eterna**

El pueblo lamentó su muerte, pero la Escritura registra un detalle solemne: aunque lo enterraron con honores en el sepulcro que él mismo había preparado, no hubo mención de un arrepentimiento final.

Así terminó la historia del rey Asa, un hombre que conoció el poder de Dios pero que, al final, prefirió confiar en sus propias estrategias. Su vida quedó como advertencia para todos los que, habiendo comenzado en la fe, terminan abandonando al Único que puede salvar.

*»Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra para fortalecer a los que tienen corazón perfecto para con Él.»* (2 Crónicas 16:9)

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