Biblia Sagrada

El Resplandor del Trono Celestial: Un Viaje por el Río de Vida Eterna

Y él me mostró un río de agua de vida, brillante como cristal, que procedía del trono de Dios y del Cordero,
en medio de la calle. Y a este lado del río y al otro estaba el árbol de la vida, dando doce tipos de frutos, rindiendo su fruto cada mes: y las hojas del árbol eran para la sanación de las naciones.
Y ya no habrá maldición: y el trono de Dios y del Cordero estará allí: y sus siervos le servirán;
y verán su rostro; y su nombre estará en sus frentes.
Y no habrá noche más; y no necesitarán luz de lámpara, ni luz de sol; porque el Señor Dios les dará luz: y reinarán por siempre y para siempre.
Y él me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas: y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, envió a sus ángeles para mostrar a sus siervos las cosas que pronto deben pasar.
Y he aquí, vengo pronto. Bendito es el que guarda las palabras de la profecía de este libro.
Y yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y cuando oí y vi, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostró estas cosas.
Y me dice: No lo hagas: soy un siervo contigo y con tus hermanos los profetas, y con los que guardan las palabras de este libro: adora a Dios.
Y me dice: No selles las palabras de la profecía de este libro; porque el tiempo está cerca.
El que es injusto, que siga siendo injusto: y el que es sucio, que siga siendo sucio: y el que es justo, que siga haciendo justicia: y el que es santo, que siga siendo santo.
He aquí, vengo pronto; y mi recompensa está conmigo, para dar a cada hombre según sea su obra.
Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin.
Bienaventurados los que lavan sus ropas, para que tengan derecho al árbol de la vida, y puedan entrar por las puertas a la ciudad.
Fuera están los perros, y los hechiceros, y los fornicarios, y los homicidas, y los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.
Yo Jesús he enviado a mi ángel para dar testimonio de estas cosas para las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella brillante, la estrella de la mañana.
Y el Espíritu y la novia dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga: el que quiera, tome el agua de la vida gratuitamente.
Yo testifico a todo hombre que oye las palabras de la profecía de este libro, si algún hombre añadirá a ellas, Dios le añadirá a él las plagas que están escritas en este libro:
y si algún hombre quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida, y de la ciudad santa, que están escritas en este libro.
El que testifica estas cosas dice: Sí: vengo pronto. Amén: ven, Señor Jesús.
La gracia del Señor Jesús sea con los santos. Amén.

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