Biblia Sagrada

Here’s a concise and engaging title in Spanish (under 100 characters): **Pablo: Renunciando por Amor al Evangelio** Alternatives (also under 100 characters): – **El Sacrificio de Pablo por la Misión** – **Pablo y el Camino del Servicio Humilde** Let me know if you’d like any adjustments!

**El Siervo que Renunció a sus Derechos**

En la bulliciosa ciudad de Corinto, donde el comercio florecía y las filosofías se entremezclaban, la iglesia fundada por el apóstol Pablo enfrentaba divisiones y tentaciones. Entre ellos, algunos cuestionaban la autoridad de Pablo y su manera de servir al Evangelio. Fue en este contexto que el Espíritu inspiró al apóstol a escribir palabras profundas, llenas de sabiduría y amor, que quedarían registradas para siempre en la Primera Epístola a los Corintios, capítulo nueve.

Pablo, aunque era libre y apóstol por llamado divino, había decidido no hacer uso de todos sus derechos. Con voz firme pero humilde, comenzó su defensa: *»¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús, nuestro Señor? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?»* (1 Corintios 9:1). Sabía que su ministerio entre ellos era prueba irrefutable de su llamado.

El apóstol describió con claridad cómo otros siervos de Dios vivían de su ministerio. *»¿No tenemos derecho a comer y beber? ¿No tenemos derecho a llevar con nosotros una hermana por esposa, como hacen los demás apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?»* (1 Corintios 9:4-5). Sin embargo, Pablo y Bernabé habían elegido no ser una carga para la iglesia. Trabajaban con sus propias manos, tejiendo tiendas para sostenerse, aunque sabían que *»el que siembra espiritualmente, coseche materialmente»* (1 Corintios 9:11).

Con ejemplos vívidos, Pablo ilustró su punto. *»¿Quién planta una viña y no come de su fruto? ¿Quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño?»* (1 Corintios 9:7). Hasta la ley de Moisés lo confirmaba: *»No pondrás bozal al buey que trilla»* (1 Corintios 9:9). Dios no se preocupaba solo por los bueyes, sino que enseñaba que el trabajador es digno de su salario.

Sin embargo, Pablo no escribía para exigir sus derechos, sino para mostrar un camino más excelente: el amor. *»Pero nosotros no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo»* (1 Corintios 9:12). Su mayor recompensa no era el sustento material, sino ver a los corintios crecer en la fe.

El apóstol entonces reveló el corazón de su ministerio: la adaptación sacrificial por amor a las almas. *»Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos… a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley… Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles. A todos me he hecho todo, para que de todos modos salve a algunos»* (1 Corintios 9:20-22).

Finalmente, Pablo comparó la vida cristiana con una carrera. *»¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis»* (1 Corintios 9:24). Él mismo vivía con disciplina, *»golpeando su cuerpo y sometiéndolo a servidumbre»*, para no ser descalificado después de haber predicado a otros.

Así, el capítulo cerraba con una exhortación poderosa: servir no por obligación, sino por amor; no por ganancia, sino por eternidad. Pablo, el siervo que renunció a sus derechos, dejaba un ejemplo imborrable de lo que significa vivir para Cristo.

Y en las calles de Corinto, entre murmullos y reflexiones, las palabras del apóstol resonaban como un llamado a seguir no los propios intereses, sino el bien del Evangelio, para la gloria de Dios.

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