Biblia Sagrada

La Historia de Ester: Una Joven Elegida por Dios (Note: The original title provided fits within the 100-character limit and meets all the requested criteria—no symbols, quotes, or asterisks. It is concise and captures the essence of the story.) Alternative shortened option (if preferred): Ester: Una Joven Elegida por Dios (44 characters) Both are valid, but the original is more complete. Let me know if you’d like further adjustments!

**La Historia de Ester: Una Joven Elegida por Dios**

En el vasto imperio de Persia, bajo el reinado del poderoso rey Asuero, se desarrolló una historia de providencia divina y valentía oculta. Tras repudiar a la reina Vasti por su desobediencia, el monarca buscó una nueva esposa que no solo fuera hermosa, sino también digna de ocupar el trono junto a él. Sus consejeros le sugirieron reunir a las jóvenes más bellas de todas las provincias del imperio para que el rey eligiera a su favorita.

Entre las jóvenes seleccionadas estaba una huérfana judía llamada Hadasa, conocida también como Ester. Había sido criada por su primo Mardoqueo, un hombre piadoso de la tribu de Benjamín, quien la había adoptado como hija tras la muerte de sus padres. Ester era de una belleza excepcional, pero más admirable aún era su carácter humilde y su corazón obediente. Mardoqueo, que trabajaba en la puerta del palacio, le había enseñado a guardar su identidad judía en secreto, pues en aquellos tiempos los israelitas vivían bajo la sombra del exilio.

Cuando los oficiales del rey llegaron a Susa buscando doncellas, Ester fue llevada al palacio bajo el cuidado de Hegai, el eunuco encargado del harén real. Desde el primer momento, Hegai quedó impresionado por su gracia y modestia, y le concedió favor, asignándole las mejores habitaciones y sirvientas. A diferencia de otras jóvenes, que se preparaban con costosos perfumes y adornos para impresionar al rey, Ester no pidió nada más que lo que Hegai consideraba apropiado. Su confianza no estaba en sus propias habilidades, sino en la mano invisible de Dios que guiaba sus pasos.

Mientras tanto, Mardoqueo no dejaba de preocuparse por ella. Todos los días se acercaba al patio del harén para preguntar por su bienestar, recordándole en secreto que permaneciera fiel a sus raíces y a las enseñanzas del Dios de Israel.

Llegó el día en que cada joven debía presentarse ante el rey. Después de doce meses de preparación—seis con aceite de mirra y seis con perfumes y cosméticos—Ester fue llevada ante Asuero. No llevaba joyas excesivas ni vestidos ostentosos, pero su belleza natural, realzada por una sabiduría interior, brilló más que cualquier adorno. El rey, cautivado por su presencia, encontró en ella algo que ninguna otra doncella le había ofrecido: un espíritu puro y una conversación llena de gracia.

En ese momento, Asuero supo que había encontrado a su reina. Colocó la corona real sobre su cabeza, proclamándola sucesora de Vasti. Para celebrar su coronación, el rey organizó un gran banquete en honor de Ester, declarando un día de festejo en todo el imperio y otorgando generosos regalos a sus súbditos.

Sin embargo, lo que nadie sabía era que Dios estaba tejiendo un plan mayor. Mardoqueo, desde su puesto en la puerta del palacio, seguía velando por Ester y, en un giro providencial, descubrió un complot de dos eunucos, Bigtán y Teres, para asesinar al rey. Inmediatamente, lo hizo saber a Ester, quien alertó a Asuero en nombre de Mardoqueo. La conspiración fue frustrada, y el hecho quedó registrado en los anales del reino.

Aunque Ester ahora vivía en el esplendor del palacio, su historia apenas comenzaba. El Señor, en su infinita sabiduría, la había colocado en ese lugar «para un tiempo como este» (Ester 4:14), aunque ella aún no lo sabía. Mientras tanto, su obediencia y humildad seguían siendo su mayor fortaleza, mostrando que la verdadera belleza de un siervo de Dios radica en un corazón dispuesto a cumplir su voluntad.

Y así, entre los lujos de Persia y las sombras de un destino incierto, la mano de Dios guiaba silenciosamente los pasos de una joven que, sin saberlo, estaría llamada a salvar a su pueblo. La historia de Ester era, en realidad, la historia de un Dios fiel que nunca abandona a los suyos.

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