Here’s a concise and engaging title for your Bible story in Spanish (under 100 characters, no symbols or quotes): **La Advertencia Divina a Salomón** Alternatively, if you prefer a broader focus: **Salomón y el Pacto con Dios** Both fit your requirements while capturing the essence of the story. Let me know if you’d like any adjustments!
**El Pacto Renovado: La Respuesta de Dios a Salomón**
El sol se alzaba sobre Jerusalén, bañando de dorados destellos las paredes recién construidas del magnífico Templo que Salomón había erigido para el Señor. El aroma del incienso aún flotaba en el aire, mezclándose con el murmullo de las oraciones de los sacerdotes. Habían pasado veinte años desde que Salomón comenzara su reinado, y ahora, tras completar no solo el Templo sino también su propio palacio, el rey se encontraba en un momento de quietud, reflexionando sobre todo lo que Dios había hecho por Israel.
Fue entonces, en medio de esa paz, que el Señor se le apareció por segunda vez, tal como lo había hecho en Gabaón años atrás. La presencia divina llenó el lugar con una majestad indescriptible, como el rumor de aguas profundas y la calidez de un fuego purificador.
—*He escuchado la oración y la súplica que hiciste delante de mí*—declaró el Señor, su voz resonando con autoridad eterna—. *He santificado este Templo que has construido, y en él he puesto mi nombre para siempre. Mis ojos y mi corazón estarán allí todos los días.*
Salomón cayó de rodillas, abrumado por la santidad de aquel momento. Dios no solo había aceptado el Templo, sino que prometía habitar en medio de su pueblo. Sin embargo, la voz del Señor continuó, ahora con una solemne advertencia:
—*Pero en cuanto a ti, Salomón, si tú o tus hijos os apartáis de mí, si no guardáis mis mandamientos y mis estatutos que os he dado, y vais a servir a dioses ajenos y os postráis ante ellos, entonces arrancaré a Israel de la tierra que les he dado. Y este Templo, que he santificado para mi nombre, lo arrojaré de mi presencia, e Israel será el hazmerreír entre todos los pueblos.*
El corazón de Salomón latió con fuerza. Las palabras del Señor eran claras: la bendición estaba condicionada a la obediencia. El esplendor de Jerusalén, la seguridad del reino, todo dependía de su fidelidad.
—*Y este Templo, aunque ahora es majestuoso, llegará a ser un montón de ruinas. Todo el que pase junto a él se asombrará y silbará de incredulidad, preguntando: «¿Por qué ha hecho así el Señor a esta tierra y a esta casa?» Y la respuesta será: «Porque abandonaron al Señor su Dios, que sacó a sus padres de Egipto, y se aferraron a dioses extraños, postrándose ante ellos. Por eso el Señor ha traído sobre ellos todo este mal.»*
La visión se desvaneció, pero las palabras quedaron grabadas en el alma del rey. Con un profundo suspiro, Salomón se levantó, sabiendo que el futuro de Israel dependía no solo de su sabiduría, sino de su obediencia.
**Los Años de Prosperidad y las Sombras Futuras**
En los años siguientes, Salomón se dedicó a consolidar su reino. Fortificó ciudades como Hazor, Meguido y Gezer, estableciendo guarniciones en cada una de ellas. Construyó almacenes para los carros de guerra y caballería, haciendo de Israel una nación poderosa. Los reinos vecinos, impresionados por su sabiduría, le enviaban tributos: oro, plata, maderas preciosas y especias exóticas llenaban los tesoros de Jerusalén.
Sin embargo, entre tanta prosperidad, comenzaron a surgir grietas. Para completar sus grandes obras, Salomón impuso trabajos forzados a los amorreos, hititas y otros pueblos que no eran israelitas. Pero también reclutó a hombres de las tribus de Israel para servir como capataces y soldados, algo que con el tiempo generaría resentimiento.
Además, aunque el rey seguía adorando al Señor en el Templo, su corazón comenzó a dividirse. Para fortalecer alianzas políticas, se casó con princesas de naciones paganas: moabitas, amonitas, edomitas, sidonias y hititas. Y aunque al principio mantuvo su devoción, poco a poco, sus esposas inclinaron su corazón hacia sus dioses.
**Un Legado en la Balanza**
Años más tarde, cuando Salomón envejeció, las palabras de Dios resonarían en su mente. El esplendor de su reinado sería recordado, pero también las semillas de decadencia que él mismo había sembrado. El Templo seguía en pie, glorioso, pero la sombra de la advertencia divina se cernía sobre el futuro de Israel.
Y así, la historia de Salomón se convirtió en un eterno recordatorio: la verdadera sabiduría no está en la riqueza ni en el poder, sino en caminar humildemente con Dios, guardando sus mandamientos de todo corazón. Porque el Señor es fiel, pero su bendición siempre demanda fidelidad.