Here’s a concise Spanish title (under 100 characters) for your Bible story: **El Día de la Ira: Juicio y Esperanza en Sofonías** (Alternative shorter option, if preferred: **El Juicio y la Misericordia del Señor**) Both options remove symbols, fit the character limit, and capture the core themes of judgment and repentance in the story. Let me know if you’d like any adjustments!
**El Día de la Ira del Señor**
En los días del rey Josías de Judá, cuando la corrupción y la idolatría habían manchado la tierra, la palabra del Señor vino sobre Sofonías, hijo de Cusi, hijo de Gedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías. El profeta, con voz solemne, anunció el juicio inminente de Dios sobre Judá y sobre toda la tierra.
**La Advertencia del Juicio**
«¡Destruiré por completo todo sobre la faz de la tierra! —declara el Señor—. Arrasaré con hombres y animales, con las aves del cielo y los peces del mar. Haré tropezar a los impíos y exterminaré a la humanidad de la tierra.»
Las palabras de Sofonías resonaban como un trueno en los corazones de aquellos que las escuchaban. Jerusalén, la ciudad que debía ser santa, estaba llena de ídolos. En las esquinas de las calles, altares a Baal se alzaban junto a las casas, y sacerdotes paganos ofrecían incienso a los ejércitos del cielo. Hasta en el templo del Señor, algunos se postraban ante imágenes talladas, mezclando la adoración al verdadero Dios con ritos abominables.
**El Día del Señor se Acerca**
«El gran día del Señor está cerca —proclamaba Sofonías—, cercano y llegando rápidamente. Escuchen, el clamor del día del Señor será amargo; hasta el guerrero más valiente gritará angustiado.»
Ese día sería de ira, de angustia y de destrucción. Las nubes se oscurecerían, y el sol se negaría a dar su luz. Los ricos, confiados en su plata y oro, descubrirían que nada podía salvarlos. Los mercaderes, que llenaban la ciudad con sus negocios deshonestos, serían barridos como paja en el viento. Los que decían en su corazón: *»El Señor no hará ni bien ni mal»*, se enfrentarían al fuego de Su celo.
**La Búsqueda de los Humildes**
Pero en medio de la condenación, Sofonías dejaba un rayo de esperanza. «Busquen al Señor, todos los humildes de la tierra, los que obedecen sus mandamientos. Busquen la justicia, busquen la humildad; tal vez encuentren refugio en el día de la ira del Señor.»
Algunos, con corazones quebrantados, escucharon. Recordaron las reformas del rey Josías, quien había comenzado a limpiar la tierra de ídolos. Pero para muchos, era demasiado tarde. La sentencia estaba escrita: Jerusalén sería purgada, y solo un remanente fiel sería preservado.
**El Lamento de los Condenados**
Cuando llegara el día, el sonido de trompetas de guerra llenaría el aire. Babilonia, el instrumento de la ira divina, avanzaría con espadas desenvainadas. Los príncipes y los hijos del rey vestirían ropas extranjeras como esclavos, y los que se habían vestido de lino fino gritarían de terror.
«¡Ay de los que viven en complacencia! —gritaba Sofonías—. Piensan que el Señor no actúa, que no castigará el mal. Pero Él ha preparado un sacrificio y ha consagrado a sus invitados.»
Y así, el profeta pintaba un cuadro aterrador: la sangre correría por las calles, los cuerpos quedarían esparcidos como estiércol, y ni el oro ni la plata podrían comprar la misericordia en aquel día.
**Conclusión: Un Llamado al Arrepentimiento**
Al caer la noche sobre Jerusalén, algunos corazones se estremecían. ¿Habría tiempo para volverse al Señor? Sofonías, con lágrimas en los ojos, clamaba: «El Señor es justo; no dejará impune al culpable. Pero grande es Su misericordia para los que se arrepienten.»
El mensaje era claro: el juicio era inevitable, pero la puerta de la gracia aún estaba abierta. Solo los humildes, los que buscaban la justicia de Dios, hallarían refugio cuando la tempestad de Su ira cayera sobre la tierra.
Y así, mientras las sombras de la destrucción se cernían sobre Judá, la voz de Sofonías resonaba como un último llamado antes del amanecer del día del Señor.