Here’s a concise and engaging title within 100 characters: **El Arca de Dios: David y su Pasión por la Presencia Divina** (99 characters, no symbols or quotes) Let me know if you’d like any adjustments!
**El Viaje del Arca: La Pasión de David por la Presencia de Dios**
En los días en que David fue establecido como rey sobre todo Israel, su corazón ardía con un anhelo profundo: traer el Arca del Pacto a Jerusalén, la ciudad que había elegido como capital de su reino. El Arca, aquel sagrado cofre de madera de acacia recubierto de oro, era el símbolo tangible de la presencia de Dios entre su pueblo. Durante años, había permanecido en la casa de Abinadab en Quiriat-jearim, casi olvidada, desde que los filisteos la devolvieran después de causarles gran calamidad. Pero David no podía soportar que el símbolo del pacto de Jehová estuviera lejos del centro de la vida de Israel.
Convocó, pues, a todos los líderes de Israel—los comandantes de millares y de centenas, los sacerdotes y los levitas—para consultarles sobre su plan.
—Si os parece bien, y si es la voluntad de Jehová nuestro Dios—dijo David con voz firme pero humilde—, enviemos mensajeros por todo el territorio de Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que nuestros hermanos se unan a nosotros. Traigamos el Arca de nuestro Dios a Jerusalén, pues en los días de Saúl no le buscamos como era debido.
El pueblo escuchó con atención, y un murmullo de aprobación recorrió la asamblea. Todos reconocieron la sabiduría en las palabras del rey. Era tiempo de corregir el descuido del pasado y buscar de nuevo el rostro de Dios.
**El Viaje Solemne**
Así, una gran multitud se reunió en Quiriat-jearim. Los levitas, siguiendo las antiguas instrucciones dadas por Moisés, debían cargar el Arca sobre sus hombros con varas de madera insertadas en sus anillos de oro. Pero en un momento de descuido, quizás por la emoción o la prisa, colocaron el Arca sobre un carro nuevo, tal como habían visto hacer a los filisteos años atrás. Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro, mientras David y todo Israel danzaban delante de Jehová con todas sus fuerzas, acompañados de cánticos, arpas, salterios, panderos, címbalos y trompetas.
La procesión avanzaba con alegría, pero entonces, al llegar a la era de Quidón, los bueyes tropezaron. Uza, temiendo que el Arca cayera al suelo, extendió su mano para sostenerla. En ese instante, el furor de Jehová se encendió contra él, y cayó muerto allí mismo, fulminado por la santidad de Dios.
Un silencio sepulcral cubrió la multitud. La música cesó, los cantos se apagaron, y el temor se apoderó de todos. David, atónito y profundamente afligido, clamó:
—¿Cómo voy a traer el Arca de Jehová a mí ahora?
El gozo se había convertido en luto. David, temeroso de proceder sin entender la voluntad divina, ordenó que el Arca fuera llevada a la casa de Obed-edom, un hombre de Gat.
**La Bendición en la Obediencia**
Durante tres meses, el Arca permaneció en casa de Obed-edom. Y he aquí que Jehová bendijo abundantemente su hogar y todo lo que poseía. Cuando David oyó esto, comprendió que el problema no había sido el deseo de traer el Arca, sino la manera en que lo habían hecho. Esta vez, estudió las Escrituras y se aseguró de que los levitas la transportaran como Dios había mandado: sobre sus hombros, con reverencia y santidad.
Finalmente, con sacrificios de reconciliación y alabanzas, David condujo al Arca a Jerusalén, vestido sencillamente como un siervo más, danzando con todo su corazón delante de Jehová. Y esta vez, la gloria de Dios descendió sobre su pueblo, recordándoles que Él es santo, pero también misericordioso con aquellos que le buscan conforme a su voluntad.
Así, David aprendió una lección que trascendería los siglos: no basta con tener un corazón apasionado por Dios; también hay que honrarle en la forma que Él ha establecido. Porque nuestro Dios es fuego consumidor, pero también es Padre amoroso para los que caminan en obediencia.