Biblia Sagrada

Here’s a concise and engaging Spanish title for your Bible story (under 100 characters, no symbols or quotes): **El Concilio de Jerusalén: Gracia para Todos** (99 characters, captures the core theme of unity and grace in the story.) Alternatives (shorter): – **La Decisión de Jerusalén: Fe Sin Barreras** (94) – **El Espíritu Une a Judíos y Gentiles** (89) Let me know if you’d like any adjustments!

**El Concilio de Jerusalén**

El sol de la mañana bañaba las estrechas calles de Jerusalén, iluminando las piedras blancas de la ciudad santa. Los discípulos, llenos del Espíritu Santo, se reunían en una casa amplia, donde el aire olía a pan recién horneado y a aceite de oliva. La tensión, sin embargo, era palpable. Desde Antioquía, Siria y Cilicia habían llegado noticias que agitaban los corazones de los creyentes: algunos fariseos convertidos insistían en que los gentiles debían circuncidarse y guardar la ley de Moisés para ser salvos.

Pablo y Bernabé, recién llegados de su primer viaje misionero, contaban con entusiasmo cómo Dios había abierto las puertas de la fe a los gentiles. Muchos griegos, romanos y otros pueblos habían creído, recibiendo el Espíritu Santo tal como los judíos. Pero algunos hermanos judíos, criados en la tradición de sus padres, fruncían el ceño. «Si no se circuncidan según la costumbre de Moisés, no pueden ser salvos», argumentaban.

Santiago, el hermano del Señor, un hombre de rostro sereno pero firme, escuchaba en silencio. Pedro, recordando su visión en Jope y cómo el Espíritu había descendido sobre Cornelio, se levantó con autoridad. Su voz resonó en la sala:

—Hermanos, vosotros sabéis cómo Dios me escogió desde los primeros días para que por mi boca los gentiles oyesen la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros. No hizo distinción alguna entre nosotros y ellos, purificando sus corazones por la fe. ¿Por qué, pues, tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?

Un murmullo recorrió la asamblea. Pablo y Bernabé, aprovechando el momento, relataron con pasión las señales y prodigios que Dios había hecho entre los gentiles. La multitud guardó silencio, reflexionando.

Finalmente, Santiago se levantó. Todos sabían que era un hombre de oración, un puente entre la ley y la gracia. Con voz clara, citó las Escrituras:

—Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído… para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles sobre los cuales es invocado mi nombre.

Luego, mirando a los presentes, declaró:

—Por lo cual yo juzgo que no se debe molestar a los gentiles que se convierten a Dios, sino escribirles que se abstengan de lo contaminado por los ídolos, de fornicación, de lo estrangulado y de sangre. Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quienes lo prediquen, pues cada día de reposo es leído en las sinagogas.

La propuesta fue bien recibida. Decidieron enviar a Judas Barsabás y a Silas, hombres respetados, junto con Pablo y Bernabé, para llevar la carta a Antioquía. En ella, escribieron con cuidado:

*»Los apóstoles y los ancianos, hermanos vuestros, a los hermanos gentiles que están en Antioquía, Siria y Cilicia: Salud. Por cuanto hemos oído que algunos de entre nosotros os han inquietado con palabras que trastornan vuestras almas (a quienes no dimos orden), nos ha parecido bien, reunidos en común acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo… Porque ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias…»*

Cuando la carta fue leída en Antioquía, hubo gran regocijo. Los gentiles, aliviados, alababan a Dios por su misericordia. Judas y Silas, llenos del Espíritu, exhortaban y confirmaban a los hermanos.

Así, la iglesia crecía, no por la imposición de la ley, sino por la gracia de Cristo, quien había derribado la pared intermedia de separación. El evangelio, libre de ataduras humanas, se extendía hasta lo último de la tierra.

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