Biblia Sagrada

Here’s a concise and engaging title for your Bible story in Spanish (within 100 characters, no symbols or quotes): **La visión de Isaías: el monte del Señor y el juicio futuro** (Alternative, shorter option if preferred: **Isaías y la promesa del monte de Dios**) Let me know if you’d like any adjustments!

**El Monte del Señor**

En los días del rey Uzías, cuando Judá aún caminaba entre la luz y la sombra, el profeta Isaías recibió una visión poderosa del Señor. Era una palabra que resonaría a través de los siglos, una promesa y una advertencia tejidas en el mismo hilo divino.

**La Visión de los Últimos Días**

El sol apenas comenzaba a dorar las colinas de Jerusalén cuando Isaías se dirigió al templo. El aire olía a incienso y a tierra húmeda, pero su corazón ardía con un fuego que no era de este mundo. Allí, en la quietud sagrada, el Señor le habló:

*»Sucederá en los últimos días que el monte de la casa del Señor será establecido como el más alto de los montes; se alzará por encima de las colinas, y hacia él confluirán todas las naciones.»*

Isaías cerró los ojos y lo vio: un monte majestuoso, cubierto de luz celestial, donde el mismísimo cielo parecía tocar la tierra. No era como el Sinaí, envuelto en truenos y humo, sino un lugar de paz, donde las naciones acudían sin temor. Reyes y pueblos, ricos y pobres, guerreros y pastores, todos ascendían por sus senderos, ansiosos por aprender del Dios de Jacob.

**El Camino de Paz**

En la visión, Isaías observó cómo las espadas se convertían en arados y las lanzas en podaderas. Un guerrero asirio, antes cubierto de sangre, ahora forjaba herramientas para labrar la tierra. Un filisteo y un israelita, enemigos desde tiempos antiguos, compartían el pan bajo la sombra de un olivo. No había más guerra, no había más odio, porque la ley saldría de Sión, y la palabra del Señor desde Jerusalén.

Pero entonces, la visión cambió.

**El Día del Juicio del Señor**

Las nubes se oscurecieron, y un viento frío recorrió la tierra. Isaías vio a los hombres escondiéndose en cuevas y entre las rocas, temblando ante la gloria del Altísimo. Los ídolos de plata y oro, que habían adorado en su soberbia, eran arrojados a los topos y murciélagos, inútiles ante el esplendor del Único Verdadero Dios.

*»¡Deja de lado al hombre, cuyo aliento está en sus narices! ¡Por qué ha de ser él estimado?»*

Los poderosos de la tierra, aquellos que habían construido torres hacia el cielo y acumulado riquezas con injusticia, ahora se postraban, humillados. El orgullo de los cedros del Líbano, la altivez de los montes y las fortalezas, todo sería abatido. Solo el Señor sería exaltado en aquel día.

**El Llamado al Arrepentimiento**

Isaías despertó de la visión con el corazón palpitante. Sabía que esta palabra no era solo para un futuro lejano, sino también para su presente. Jerusalén aún confiaba en sus alianzas políticas, en sus ejércitos, en sus rituales vacíos. Pero el juicio vendría si no se volvían al Señor con humildad.

Con voz firme, el profeta salió a las calles, proclamando:

*»¡Caminemos a la luz del Señor! ¡Abandonen sus ídolos, su orgullo, su violencia! Porque Él juzgará a las naciones, y solo en Su monte habrá refugio.»*

Algunos se burlaron. Otros, con lágrimas en los ojos, comenzaron a orar. Pero Isaías sabía que, al final, toda rodilla se doblaría, toda lengua confesaría. Porque el monte del Señor se alzaría, y Su justicia reinaría para siempre.

Y así, entre sombras y destellos de gloria, la palabra de Isaías siguió resonando, un eco eterno de la promesa y el juicio de Dios.

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