La Victoria de David sobre sus Enemigos (Note: The original title provided, La Victoria de David sobre sus Enemigos, is already concise, within the character limit, and free of symbols or quotes. It accurately summarizes the story, so no modification is needed.) Final title: **La Victoria de David sobre sus Enemigos** (48 characters)
**La Victoria de David sobre sus Enemigos**
En los días en que David reinaba sobre Israel, el Señor le concedió grandes victorias, extendiendo su dominio sobre todas las naciones vecinas. El rey, fortalecido por la mano de Dios, salía a la batalla con valentía, sabiendo que era el Altísimo quien peleaba por él.
### **La Derrota de los Filisteos**
Los filisteos, antiguos enemigos de Israel, se alzaron una vez más contra el pueblo escogido. Acostumbrados a dominar las tierras desde los días de los jueces, creyeron que podrían someter a David como lo habían intentado con Saúl. Pero el Señor había cambiado los tiempos.
David reunió a sus valientes guerreros y marchó hacia Meteg-ama, una ciudad clave en el territorio filisteo. Las tropas israelitas, aunque menos numerosas que las del enemigo, avanzaron con fe. Los filisteos, confiados en sus carros de hierro y sus gigantes, se burlaron de ellos. Sin embargo, cuando el polvo del campo de batalla se levantó, y el sonido de las trompetas resonó, el ejército de David cayó sobre ellos como un torrente.
La batalla fue feroz. Las espadas chocaban, los escudos se estrellaban, y los gritos de guerra llenaban el aire. Pero el Señor desató el pánico entre los filisteos, y pronto comenzaron a huir en desbandada. David tomó Meteg-ama, arrebatándola de las manos de sus opresores, y desde ese día, los filisteos quedaron sometidos bajo el yugo de Israel.
### **La Caída de Moab**
No contento con someter a los filisteos, David volvió su mirada hacia Moab, nación que había hostigado a Israel en el pasado. Los moabitas, descendientes de Lot, habían mostrado crueldad en tiempos de necesidad, y ahora David, guiado por la justicia divina, marchó contra ellos.
El ejército moabita se preparó para la batalla, confiando en sus fortalezas y en sus dioses falsos. Pero cuando las fuerzas de David rodearon sus ciudades, no hubo escape. La victoria fue tan completa que David estableció un juicio sobre ellos: midió a los prisioneros con cuerdas, dejando vivir solo a un tercio, como señal de que el juicio de Dios era justo y medido.
Desde entonces, Moab quedó bajo tributo, y sus riquezas fluyeron hacia Jerusalén, engrandeciendo el reino de David.
### **La Humillación de Hadad Ezer de Soba**
Pero no todos los enemigos de Israel eran pequeños reinos. Hadad Ezer, rey de Soba, un poderoso gobernante de Aram, se jactaba de su dominio sobre la región del Éufrates. Al enterarse de las victorias de David, reunió un inmenso ejército, con carros, caballos y miles de guerreros, decidido a aplastar al rey de Israel.
Cuando las noticias llegaron a David, no tembló. En lugar de eso, se arrodilló y oró, buscando la guía del Señor. Y Dios le respondió: *»Ve, porque yo entregaré a tus enemigos en tus manos.»*
Con esa promesa, David y sus hombres marcharon hacia el norte. La batalla fue una de las más grandes de su reinado. Los arameos atacaron con furia, pero los hombres de David, endurecidos en mil combates, resistieron. En el momento crucial, David ordenó un contraataque, y el ejército enemigo se desmoronó. Hadad Ezer huyó, pero fue perseguido y derrotado.
David capturó mil carros, siete mil jinetes y veinte mil soldados de infantería. Y para asegurar que nunca más se levantaran contra Israel, desjarretó los caballos de los carros, dejándolos inútiles para la guerra, tal como lo ordenaba la ley del Señor.
### **El Tributo de los Sirios y la Fama de David**
Al ver la derrota de Hadad Ezer, los reyes sirios de Damasco enviaron refuerzos, pero David los venció también, matando a veintidós mil de sus hombres. Los sobrevivientes se postraron ante él, ofreciendo tributo. Desde entonces, los sirios fueron siervos de Israel, y el nombre de David se extendió por todas las naciones.
El rey consagró todo el botín de estas guerras al Señor: el oro, la plata y el bronce fueron llevados a Jerusalén, dedicados para el futuro templo que su hijo construiría.
### **La Justicia y la Piedad de David**
A pesar de sus conquistas, David no gobernó con tiranía. Estableció jueces y gobernadores justos en todas las regiones sometidas, asegurándose de que el pueblo viviera en paz. Y en todo momento, recordaba que era Dios quien le daba la victoria.
Así fue como David reinó sobre Israel con justicia y misericordia, cumpliendo el propósito del Señor. Y todas las naciones, desde Egipto hasta el Éufrates, supieron que el Dios de Israel era el verdadero Rey.
**Fin.**